Es dura la soledad del que, estando en compañía, no siente a su pareja cercana. No se siente escuchado ni emocionalmente conectado a su cónyuge. Parece no ser importante para él. La comunicación aparece como un imposible.

A veces,  la persona que debería ser nuestro apoyo, se nos presenta lejana. Sentimos que no nos comprenden, que nuestra opinión no es tenida en cuenta o que no se valora lo que decimos, incluso que se malinterpretan nuestras palabras.

Nos oyen, sí, pero no nos sentimos escuchados.

Hay dos pilares sobre los que pivota una buena comunicación: saber escuchar y saber expresar nuestro mundo interior.

Y tú: ¿sabes escuchar?

Repasemos qué es necesario para escuchar de verdad.

1.- Calma para no apremiar, para respetar el ritmo del otro. (os remito al post anterior) https://terapiadeparejasevilla.es/estas-ahi-emocionalmente/

Si en un momento determinado no tienes tiempo o serenidad para poder escuchar con atención, es mejor decir: “¿te importa que hablemos esto luego, para así poder atenderte mejor?”. Y buscar el momento en el que, con generosidad, demos a nuestra pareja, a nuestro hijo, a nuestro amigo,  nuestro tiempo, con actitud de acogida, de manera que el otro perciba que es lo más importante, lo único importante, para nosotros en ese momento. Deja lo que estés haciendo, apaga tu móvil. Regala tu tiempo.

2.- Hacer un vacío interior que nos permita escuchar con atención, sin prejuzgar, sin contaminar el mensaje que se nos trasmite con nuestro propio criterio.

Es necesario hacer silencio interior para poder escuchar a las personas que amamos con toda nuestra atención, sin distraernos con nuestros propios intereses, sin pasarlos por el filtro de nuestras opiniones, de nuestras ideas.

Hemos de escuchar para comprender, no para responder.

3.- Escuchar hasta el final; no interrumpir; no terminar las frases; no hacer conclusiones precipitadas.

4.- Cuando escuchamos, el protagonista es el otro. No debemos hacer girar la conversación sobre nosotros mismos. Está atento, pues es una tentación recurrente. Es SU momento. No le quites protagonismo. No hables de ti. No des consejos si no te los piden.

Recuerdo a una mujer, que le decía a su marido: “Sólo necesito que te sientes a mi lado y me cojas de la mano”.

Cuando nos cuentan un problema, sentimos la necesidad de resolverlo. Es mejor acompañar a la otra persona, escuchándola, para que ella misma encuentre su propia solución, para que desarrolle sus propios recursos. Preguntarnos si necesita consuelo, consejo, apoyo, ayuda, o simplemente comprensión. Hacerle de espejo: él es el protagonista.

5.- Ponerse en el lugar del otro, con sus circunstancias, su historia, su educación, su forma de ser.

Tengo en mi nevera, con imanes, algunas frases que facilitan esta actitud, que llevan a la empatía. Me ayuda leerlas con frecuencia. Las copio para ti:

  • Explícame cuál es tu punto de vista.
  • ¿Cuáles son todos tus sentimientos con relación a este tema?
  • Dime por qué es tan importante para ti.
  • Dime cómo solucionarías el problema si lo tuvieses que resolver solo.
  • Puede que no lo vea como tú lo ves. Dime cómo lo enfocarías tú.
  • ¿Qué te da miedo de esta situación?
  • ¿Qué desastres estás intentado evitar?
  • ¿Cuáles son tus objetivos con relación a este asunto?
  • Parece que esto es importante para ti. Explícame por qué.
  • Ayúdame a entender por qué estás tan convencido de esto.

6.- Y sobre todo: MIRALE A LOS OJOS

En el siguiente post hablaremos de cómo verbalizar nuestro mundo interior.