Los problemas con las familias de origen pueden ocasionar mucho distanciamiento en una pareja. El resentimiento se acumula cuando siento que mi pareja no trata bien a mis padres. O bien, es muy doloroso percibir que mi cónyuge antepone a los suyos, no me da mi sitio. Cuando siento que no aguanto a mi suegra, mis músculos se contraen, el calor sube por mi pecho, se acelera el ritmo cardiaco…. ¡se avecina un conflicto!
Ten en cuenta estos tres puntos y saldrás triunfante de esta situación:
1.- Tu suegra es la madre de tu cónyuge. Tu suegro es su padre. Tus cuñados, sus hermanos.
¿Qué suponen para ti tus propios padres, tus hermanos?.
Normalmente, nuestra familia de sangre es importante para nosotros. Podremos permitirnos juzgarlos, incluso criticarlos, pero nos duele que otro lo haga.
Pues… si para mí, mi familia es intocable, piensa que para tu pareja también lo es la suya.
Debo tratar a mi familia política como a mi pareja le gusta que lo haga. Por amor a mi pareja, acepto lo que para él es importante. Si mis suegros se lo merecen o no, es lo de menos. No lo hago por ellos, lo hago por mi amor. Si para él es importante, eso es suficiente.
2.- Si hay que poner límites a las familias de sangre debe hacerlo el propio hijo, nunca el yerno o la nuera.
Si los abuelos se entrometen en la educación de los niños; si quieren decidir la organización de mi hogar; si invaden nuestra intimidad o dirigen nuestro tiempo o nuestras decisiones, hay que actuar. Pero siempre lo debe hacer cada uno con su propia familia. El cónyuge “político” no debe intervenir jamás en esos casos.
3.- Mi pareja debe ser lo primero para mí. Es importante no sólo saberlo sino también demostrarlo.
No es suficiente que yo me lo crea, es necesario que el otro lo sepa, que se lo demuestre con obras.
Por eso, son importantes detalles aparentemente pequeños pero que expresan mucho.
Un marido no debe omitir manifestaciones de afecto hacia su esposa delante de su madre para evitar los celos de ésta. Una mujer, no puede poner permanentemente a su padre como ejemplo de todo lo bueno y noble que existe sobre la tierra delante de su marido.
Cuando estamos con nuestra familia, si tengo que elegir, me posiciono al lado de mi pareja. Hago que se integre, que no se sienta excluida, como si no perteneciera a nuestro “clan”.
Y siempre con diálogo y buen humor todo será mucho más llevadero.

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