“Tengo que separarme porque ya no amo a mi mujer (a mi marido)”. Con esta triste evidencia, vienen muchas personas a mi despacho para que les ayude a arbitrar lo inevitable. La ruptura de la pareja se presenta inapelable.
Un día, más o menos lejano, la ilusión de un amor recién estrenado, hacía girar su vida alrededor de su amado.
Todo esfuerzo resultaba insignificante si hacía sonreír a su amor. No entendía la vida si no era a su lado.
¿Qué ha pasado?; ¿cómo se ha llegado a esta situación?; ¿cómo un amor que prometía tanto se ve ahora como muerto y enterrado, derivando en la ruptura de una pareja que un día se profesó amor verdadero?
Ante la tesitura de la ruptura de la pareja y la afirmación de que ya no aman a su cónyuge, siempre respondo con otra pregunta. “¿Por qué sabes que ya no le amas?”.
La respuesta es unánime: “Porque ya no siento nada por él (por ella)”
Muchas personas viven el amor con desconfianza. Piensan que el amor “está en el aire”. Les “llegó”, no saben cómo ni de dónde, y creen que se les puede ir de la misma manera, sin posibilidad de retenerlo, como el agua entre las manos.
Un amor que no depende de mí, que no puedo asegurar, es un amor sobre el que no se puede construir una vida. Nadie con un mínimo de cordura, pondría su vida, su fortuna, su futuro, en algo tan incierto, tan volátil.
“Ya no siento nada”. ¿Es el amor un sentimiento?, ¿Es el amor sólo un sentimiento?. Si así fuera, tendrían razón los que afirman que no se puede confiar en el amor.
Sin embargo, el criterio de identificar el amor con el sentimiento no lo aplicamos en otros tipos de amor, por ejemplo con los hijos.
Queremos a nuestros hijos porque queremos su bien. Y los queremos siempre. Nuestros sentimientos hacia ellos no determinan la existencia o ausencia de nuestro amor. Por muy cansados o enfadados que estemos con un hijo caprichoso o rebelde; por muy decepcionados que podamos estar con un hijo desagradecido, no dejamos de querer que sea feliz.
¿El amor termina cuando el otro deja de emocionarnos?. ¿El amor depende de si me siento o no bien contigo?. ¿Te amo a ti o a lo que tú me haces sentir?.
Amar es querer el bien de la persona a la que amo, querer su felicidad y trabajar para conseguirla.
Los sentimientos pueden cambiar. De hecho cambian. Y cambian en el amor a la pareja, en el amor de amistad, incluso en el amor paterno/filial. También cambian nuestros sentimientos con respecto a nuestro trabajo y hasta con nuestras aficiones.
Si son los sentimientos los que dirigen nuestra vida, seremos como hojas llevadas por el viento. Yo quiero decidir mi vida. Tomar mis propias decisiones. No quiero ser dirigida. Quiero ser libre. Decidir qué quiero, a quién quiero y encaminarme libremente hacia ese destino que yo misma he determinado.
Dirigirme a mi objetivo a veces será fácil, gratificante incluso. Otras veces, el camino se hará cuesta arriba. Pero si tengo una meta, si sé lo que quiero, mi voluntad me sostendrá cuando mis sentimientos no me acompañen.
Y si persisto en mi camino, los sentimientos volverán. Siempre vuelven cuando la decisión es correcta, cuando la meta está clara y la voluntad es firme.
He decidido quererte. Hemos decidido libremente vivir el uno para el otro y para nuestro proyecto común.
Habrá días de sol y días de lluvia. Bonitos tramos floridos en nuestro recorrido y cuestas con duras inclinaciones y áridos paisajes. A veces, sentiremos el placer del camino y otras, nos sostendrá nuestra responsabilidad. Así es la vida. Ni siquiera en Disney es todo bonito.
Si hay una expresión que me exaspera es la cursilada de “haz lo que te diga el corazón»
¡A un diabético el corazón le dice que se zampe un dulce!
Las decisiones importantes en la vida deben ser tomadas con la cabeza. Y luego ¡mete el corazón!. ¡Al 100%!
El deseo, los sentimientos, serán motor para nuestra actuación. Pero necesitamos una dirección firme que nos lleve a buen puerto. Cabeza y corazón unidos. Dirigidos por la cabeza. Impulsados por el corazón. Mantenidos por la voluntad. ¡Qué bien estamos diseñados!. No despreciemos ninguno de nuestros recursos.
Si no sientes nada por tu pareja, piensa: ¿Por qué me siento así? ¿He cuidado mi relación? ¿Hemos alimentado la hoguera de la pasión? ¿Quizás hemos permitido que la rutina se adueñe de nuestro matrimonio? ¿Puedo hacer algo para volver a sentir? A veces los sentimientos siguen a los actos. Concreta actos de amor para tu pareja. Busca su felicidad. Trabajad la relación y los sentimientos volverán.
Y si te sientes mal y no sabes cómo arreglarlo, pide ayuda. Una relación de pareja puede y debe mejorar. No te conformes con una relación insatisfactoria.

Que pena no tener tiempo para seguirte más
Fantástica reflexión
Gracias!?
Me pasa que quiero luchar, pero no sé qué hacer para renacer esos sentimientos
Te respondo por privado. Un saludo
Hola mi esposa me dijo que ya no sentía amor estuvimos 8 meses separados ella en colombia y yo en EE. UU. Hace una semana volvió y hemos hablado de darnos una oportunidad, hemos tenido sexo en un par de ocasiones y todo es maravilloso pero ella sigue con ese sentimiento que no es el amor que sentía por mi como antes, necesito un consejo quiero recuperar ese amor en Emma estoy haciendo muchas cosas por fa ayuda
Buenos dias Jorge. Te respondo por privado. Gracias por contactar con nosotros.