La falta de deseo sexual se presenta, cada vez más, a edades que realmente sorprenden y tanto en hombres como en mujeres. Este artículo se podría titular igualmente “A mi marido nunca le apetece”.

Con frecuencia, vienen a la consulta personas que se quejan de que su pareja tiene poco interés por el sexo.

Algunos hombres llegan a pensar que sus mujeres sólo han deseado tener relaciones sexuales para tener hijos y una vez conseguido su objetivo, su inapetencia es más que evidente. Muchos hombres y mujeres, viven con gran abatimiento el poco deseo que suscita en su pareja, siendo motivo de mucho sufrimiento y de baja autoestima.

Una vez descartados los problemas médicos (físicos o psíquicos) que algunas personas puedan sufrir y que es lo primero que se debe examinar, tengo una idea de cuales pueden ser los motivos de la falta de deseo sexual, pero hoy sólo me detendré en un aspecto.

¿Qué es el sexo para ti?

Intenta contestar esta pregunta.

La respuesta no es intrascendente. Detrás de tu concepción de la sexualidad está gran parte de tu filosofía de vida.

¿El sexo es una manera de conseguir placer?
¿Es una necesidad fisiológica?
¿Es un modo de relajarte?
¿Es una compensación a tu vacío afectivo?
¿Una forma de buscar cariño?
¿Es un impulso incontrolable?
¿Es una manifestación de amor?
¿Es un modo de unión con tu cónyuge?

Cuando se separa el sexo del amor, se convierte en algo sin alma. Cuando hay esta disociación, el sexo se busca como la satisfacción de un impulso, de un deseo, como el comer. Y claro, puede llegar a “empachar”. Se puede llagar a producir una saturación del deseo.

Cuando el sexo es una manifestación del amor, no es algo puramente instintivo. Es la necesidad de una unión profunda con quien se ama. El amor pide unión y lleva a la unión, también a la unión corporal. Una unión corporal que lleva a la unión también espiritual y que por tanto no satura. El amor nunca cansa.

Por eso, si tu cónyuge tiene escaso o nulo deseo sexual, piensa: ¿Cómo está mi amor? ¿Cómo le estoy amando? ¿Cómo me preocupa su felicidad? ¿Cómo le cuido? ¿Con qué cosas concretas le estoy demostrando que le quiero en el día a día?

Las relaciones sexuales no siempre son iguales. A veces son más pasionales, a veces más tranquilas. Unas veces son más divertidas, otras más tiernas. Pero nunca, nunca puede faltar el amor. Si únicamente te buscas a ti mismo, esa relación no será motivo de unión sino de distanciamiento. Y lo que más provoca la falta de deseo es sentir lejana a la otra persona.

Cuando tu pareja tenga poco deseo sexual, es el momento de hablar, de conocerse mejor, de darse con generosidad. Es el momento de descubrir la ternura.

Y recuerda que en el sexo, como en los viajes, el disfrute del camino muchas veces es mejor que el destino.