Supongo que es porque se acerca el día de los enamorados, pero llevo un tiempo dando vueltas a este tema. ¿Es bueno enamorarse? ¿Para qué sirve? ¿No está sobrevalorado el enamoramiento? ¿O por el contrario, es una cruel ilusión, un sueño infantil, inmaduro, engañoso?.
Más allá de disquisiciones teóricas, el enamoramiento es algo que nos coge por sorpresa. Es una revelación que pone nuestro mundo del revés. El enamoramiento es el amor que sale a nuestro encuentro, cuando lo buscábamos o cuando ni siquiera lo esperábamos, pero que siempre nos sorprende, nos maravilla, ilumina nuestra realidad.
Cuando nos enamoramos, nuestra vida encuentra un centro en torno al que girar. Experimentamos una intensidad de sentimientos que provocan incluso evidentes reacciones físicas. Sonreímos sin una causa concreta, tenemos una energía especial, el mundo es mejor, más bonito, más brillante.
Cuando me enamoro, capto lo bello que hay en ti y esa belleza me llama, se convierte en un principio de atracción que me hace liberarme del círculo estrecho de lo meramente útil.
El enamoramiento despierta el amor. Es una promesa. Apunta a una plenitud mucho mayor. Es una llamada a algo más grande y requiere una respuesta.
El enamoramiento tiene como finalidad sacar al hombre de su soledad. Romper la individualidad, el egocentrismo.
El proceso de maduración de una persona pasa del egocentrismo del niño a la vida de adulto, que significa vivir para otros.
El enamoramiento nos hace salir de nosotros mismos y ponernos en movimiento.
El enamoramiento es amor que impulsa, amor que llama. Y hemos de dar una respuesta.
Si la respuesta es SI QUIERO, quiero quererte, quiero tu bien, implica que quiero trabajar para cuidarte, para priorizarte, quiero tu felicidad.
Así, el hombre sale de su soledad, se entrega a su amado, que a su vez se le entrega, y ambos generan una nueva realidad: el nosotros.
Es preciso creer en el amor, responder a su llamada.
Muchos han endurecido su corazón a base de malas experiencias propias o ajenas.
Otros, no han sabido, o no han podido, romper el cascarón de su yo y su incipiente amor se ha asfixiado dentro de sí mismos. Se han enamorado de su enamoramiento.
Es verdad que el amor, como la vida, tiene distintas fases, no se vive siempre de la misma forma. No se siente siempre igual. A veces se siente como amor enamorado. A veces como amor tranquilo. Otras veces, se siente como amor en crisis.
Lo importante es saber que el proceso que puso en marcha el amor, me hizo tomar una decisión: quiero quererte. Y esa voluntad de amarte es mi motor, lo que me lleva a trabajar por mi amor. Ese trabajo es el que hará que mi amor madure y que fructifique, alcanzando finalmente lo que el enamoramiento inicial me prometió: la felicidad de tenernos.
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