¿Se puede estar casado y ser soltero? ¿Es compatible el matrimonio con la soltería? Hace unos días y con ocasión del día del soltero, en un programa de TV me preguntaban sobre la diferencia entre soltero y solterón. Esto me ha llevado a dar vueltas a una idea. 

Cada poco veo en el despacho a personas casadas que viven con “cultura de soltero”. Son personas que quieren vivir en pareja, que quieren compartir su vida con otro, pero que no quieren renunciar a su independencia, sus hobbies, sus gustos, sus maneras de hacer, su ritmo vital ….. Personas que no admiten que nada ni nadie les limite o les condicione.

Indudablemente cada estilo de vida tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Lo que todas las personas maduras saben es que elegir es renunciar, es decir ¡no se puede tener todo!

Si has elegido compartir tu vida con otra persona, si quieres tener una familia, si tienes hijos, pues ¡enhorabuena!, has elegido una vida apasionante, enriquecedora, maravillosa. Yo no lo cambiaria por ninguna otra opción en el mundo, pero hemos de ser conscientes de que no hemos elegido la opción de vida más cómoda. 

Casarse implica tener un proyecto común, algo que ya no es sólo mío, es NUESTRO. Ahí está la clave, en el nosotros. Ese proyecto que no es mío ni tuyo, que es de los dos, ha de convertirse en nuestra prioridad. 

Cuando estudiaba derecho nos repetían “el bien general está por delante del bien particular”. (Me temo que esto ya no se enseña en la facultad). Eso no quiere decir que tenga que renunciar a mi yo o a lo mío. ¡Claro que no!. Pero en nuestra jerarquía hay que dar el lugar que le corresponde a nuestro proyecto común, a nuestro matrimonio.

Si una persona dice que tiene como prioridad hacer deporte, pero no va nunca al gimnasio, no sale a correr o a andar, no hace jamás ejercicio físico, está claro que esa prioridad es una falacia, más que una prioridad es una intención.

Nuestro matrimonio, nuestra relación, ¿es nuestra prioridad? ¿Cuánto tiempo dedico a pensar en cómo va mi relación de pareja? ¿Qué tiempo, esfuerzo y hasta dinero invierto en mejorar mi matrimonio?

Muchas veces vamos apagando fuegos, prestando atención a lo urgente y no a lo importante. Después del trabajo tenemos que llevar a los niños al dentista, toca hacer la compra, se ha roto la lavadora, o nos han llamado del cole para tutoría. Al final del día estamos agotados y nerviosos. 

Tenemos que gestionar la realidad, y nuestra realidad, a veces, no cabe en nuestra agenda.

Pero no olvidemos que la base donde se asienta nuestra familia es nuestra relación de pareja, nuestro matrimonio.

Hemos de dedicarnos al menos unos minutos al día a mirarnos a los ojos y a preguntarnos cómo nos ha ido el día. Deberíamos defender un rato de vez en cuando para nosotros, para poder hablar con calma, para disfrutar juntos de algo que nos descanse o nos divierta. Es conveniente agendarlo, concretarlo, para que no sea una intención sino una realidad.

Cuando los niños son muy pequeños no es fácil, pero si no defendemos, si no priorizamos, nuestros momentos, cuando los hijos son mayores podemos ser dos perfectos desconocidos. 

Invierte en tu matrimonio. No vivamos como solteros que comparten piso y tareas. Casarse no es vivir con otro, es vivir para otro.

Leer más: «¿Estás ahí emocionalmente para mí?»